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sábado, 15 de abril de 2023

Equipos e individualidades

No soy un fanático del fútbol, pero sí, lo disfruto viendo partidos de la liga local, los torneos internacionales y obviamente la copa mundial. Mi conocimiento sobre ese deporte es limitado, no paso de las reglas básicas y algo de la alineación estratégica que emplean. Sin embargo, hay aspectos que me llaman la atención y es el juego en equipo con una responsabilidad distribuida y limitada.

Es muy probable que dentro de ese seleccionado de 11 jugadores, existan quienes durante su trayectoria profesional no superen los 10 o 20 goles anotados, debido a su posición dentro del juego, lo que no les permite participar en las acciones ofensivas, aunque existen guardametas que tienen un significativo número de tantos en su registro, que son más una excepción que la regla.

Escuché varias veces opinar sobre equipos de fútbol que cuentan con una excelente ofensiva, pero están limitados en la defensiva o que el mediocampo es el que presenta falencias. Por otra parte, está la creencia de que contar con una mega estrella del fútbol es la garantía suficiente como para lograr el campeonato. Alguien me dijo: “… este año tenemos un excelente equipo pero, no tenemos individualidades”. Y fue precisamente esta frase la que me hizo pensar en el trabajo en equipo basado en individualidades.

Me apasiona el ciclismo y trato de practicarlo de forma frecuente. En este deporte el equipo, a diferencia del fútbol, está conformado por cinco o seis corredores, los cuales forman una línea y de esa manera se desplazan por los más de 200 km que puede requerir una competencia profesional.

Los corredores de ciclismo forman una fila para reducir la resistencia del viento y maximizar la velocidad. Cuando los corredores se alinean, el ciclista en la parte delantera corta el viento y crea una zona de baja presión detrás de él. Los ciclistas detrás de él pueden aprovechar esta zona de baja presión para reducir su propia resistencia al viento y seguir al líder con mayor facilidad. Esta técnica se conoce como “drafting” o “aspiración” y es una forma efectiva de ahorrar energía y aumentar la velocidad. De esta manera, los corredores pueden trabajar juntos para alcanzar y mantener una ventaja sobre los demás competidores. Esta alineación le permite al equipo administrar la energía de cada corredor ya que, quien tiene mayor esfuerzo es el primero en la fila, cambiando esta formación cada cierto tiempo, el primero va al final y el segundo comienza a jalar al grupo, lo que les permite también descansar, recargar energías y nuevamente liderar al equipo. Es muy interesante esa forma de trabajo porque, si bien existen las individualidades, aquellos corredores estrella que se encargarán de brillar en los últimos kilómetros de la competencia, es un trabajo integral con compromiso y sacrificio, llevando al extremo del agotamiento de todos sus integrantes.

Quienes trabajamos en equipo valoramos este tipo de formación, alineados a un objetivo, persiguiendo una misma meta, dando y dejando todo durante el camino ya que la victoria no será gracias a la destreza individual sino del equipo. No hay derrota, solo aprendizaje.

Es lindo pedalear, pero lo más lindo es pedalear en equipo, sintiendo la confianza de que llegarás lejos y disfrutarás del camino, consciente de que en algún momento tendrás que liderar y romper la resistencia del viento para que el resto siga tras una senda ganadora.



martes, 17 de enero de 2023

EL LIDERAZGO ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA

Un titulado con honores y con una extraordinaria experiencia en la práctica laboral ¿Será el líder perfecto para una empresa?

La teoría sin experiencia resulta poco efectiva. Por un lado, están los teóricos, quienes creen que la respuesta a todos los problemas se halla en un texto. Un claro ejemplo son algunos docentes universitarios que pasaron del pupitre a la pizarra, los que intentan transmitir todo lo que está en la bibliografía con la que aprendieron, recurriendo al estudio de casos obsoletos y lejos de nuestra realidad. En sus aulas, hay muy pocas horas de una práctica efectiva y demasiadas de simuladores o laboratorios controlados, como si intentaran formar jugadores de fútbol profesional de PlayStation.

La experiencia sin teoría es también poco efectiva. Por el otro lado están aquellos expertos que de muy jóvenes se iniciaron en una empresa y fruto de su perspicacia, curiosidad y ganas de aprender, lograron convertirse en responsables o jefes de área. Escalaron hasta llegar a ser técnicos expertos en alguna actividad específica, pasando décadas realizando el mismo trabajo hasta generar una dependencia improductiva dentro la institución, por ser el único quien sabe hacer eso ya que, conoce todos los trucos y artilugios del cargo.

En el ejercicio de la profesión, muchos de los mejores líderes se formaron durante su participación en un campo operativo. El sumar experiencias hace que se consolide el conocimiento y son esas horas de vuelo que ayudan a fortalecer las habilidades o destrezas, fundamentando las soluciones en resultados prácticos como consecuencia de la teoría empleada en una proporción equilibrada. Estos efectos positivos logran el crecimiento de la motivación personal y la confianza profesional, permitiéndoles conquistar cualquier meta.

Pasaron algunas semanas desde la final de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA, Qatar 2022. Fueron millones de mensajes que circularon en las redes sociales y varios de ellos hicieron referencia a la consagración de la selección argentina como la mejor del mundo.

Hay una frase que dice: “Los mejores no siempre son los mejores, solo son los más vistos”. Sin duda, el evento deportivo demostró que ser el técnico con más experiencia o con más títulos conseguidos no garantiza, en lo absoluto, la conquista del objetivo. Así quedó confirmado con el director técnico de la selección campeona, Lionel Scaloni quien, con trabajo, inteligencia y un notable manejo de grupo, pudo sacar lo mejor de cada uno de los astros del fútbol mundial y llegar al campeonato. Hoy sus estadísticas presentan tres títulos obtenidos en estos más de cuatro años, logros con los que todo entrenador deportivo sueña.

Un titular de la prensa deportiva digital indicaba: “Lionel Scaloni, el joven inexperto que se doctoró con todos los honores. De esa llegada inesperada como interino a un título en el que mostró capacidad para formar un grupo, potenciar jugadores y exhibirse como un auténtico estratega”. Este como otros tantos titulares que se publicaron en la prensa argentina, hablaban del único valiente que apostó por un equipo vapuleado después de su fracasado Mundial de Rusia 2018, pero supo confiar en los jugadores a quienes eligió, los motivó y se aseguró de convertirlos en campeones. En una entrevista, después de la derrota ante la selección de Arabia Saudita, respondió a las acusadoras preguntas de los periodistas deportivos con una simple frase: “Solo es fútbol”.

Me gustaría creer que lo ocurrido a Scaloni podría tratarse de una fórmula para el líder perfecto, pero considero que fue más bien fruto de la causalidad, de la coyuntura, del grupo de jugadores seleccionados o elegidos y la presencia de un Messi hambriento de éxito. Indudablemente, el director técnico estaba preparado para el desafío.

Un líder es quien logra, a partir del conocimiento y la experiencia, que su equipo se identifique con el proyecto y que persiga los mismos objetivos. El líder permite creer en sueños y hacer que estos sean colectivos, con la intención de que entre todos se empuje y mueva la maquinaria institucional. El líder hace que surja ese espíritu competitivo del interior de cada jugador y los enfoca para lograr el triunfo, consciente de que en un trabajo conjunto no existe la ganancia individual, que nadie sobresale más que el otro y todos son como el engranaje de un mismo reloj que marca la hora con precisión.

En una institución es posible encontrar a excelentes analistas o incluso a destacados jefes de área pero, hay otros aspectos imprescindibles que deben cumplir además de la formación y la experiencia antes de considerarlos líderes, cómo ser: la empatía, la iniciativa o la confianza. Son esas habilidades blandas que esperamos encontrar en los miembros de las organizaciones, en aquellos funcionarios que se destacan no solo por su desempeño laboral o por su experiencia en el desarrollo de sus funciones sino también, por su espíritu colaborativo y luchador, para encomendarles los planes y objetivos estratégicos, con la confianza de que nos llevarán hasta la victoria.

Respondiendo a la pregunta inicial, lo ideal es fusionar la teoría y la práctica en un equilibrio perfecto, ser un buen entrenador y ser un buen jugador, con un toque de empatía, confianza, perseverancia, carácter y mucho respeto al equipo.

Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado.