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viernes, 4 de agosto de 2017

Listos para el Oruro - Sucre

Y llegó el día, dentro de algunas horas partiremos en enlace hasta Oruro y mañana temprano comenzaremos a pedalear rumbo a Llallagua que, de acuerdo con el plan, serán algo más de 85 kilómetros con un ascenso continuo hasta llegar a los 4500 m.s.n.m.

Esta mañana fui al club de bienestar de Luis, quedé en desayunar ahí y realizar mi evaluación periódica. Vi los resultados de mi evaluación en el WhatsApp, bajé otros 600 gramos en estos últimos diez días; lo que me complace es saber que el requesón con marraqueta no incidió, ¡sí!

Mientras desayunaba en el club, trataba de ultimar los detalles acerca de mi nutrición asistida por Herbalife. El desayuno de mañana ya está asegurado, iré al club de bienestar de Sandra, que queda cerca de la Terminal de Buses. También tengo listos un par de frascos con Fórmula 1 y Proteína, para aquellos días cuando no tendré asistencia de algún club. Junto con las nueces, almendras y pasas, llevo el NRG, el Hydrate H24 y los tres LiftOff que me regaló Luis, ¡son fantásticos!

Ayer terminé de preparar la mochila, finalmente me decidí a llevar una mochila y no la parrilla para la bicicleta, espero que sea la mejor determinación. Durante dos días estuve leyendo artículos, comentarios y recomendaciones acerca de llevar alforjas o mochilas, muchos a favor de las alforjas y otros por la mochila, que son mejores o peores, pero fue un post el que ayudó en mi determinación, el razonamiento era simple, si la distancia no es muy larga y se llegará a un alojamiento, es suficiente una mochila. Y son precisamente esas las condiciones de nuestro viaje, recorreremos 85 Km por día y pernoctaremos en algún hotel o residencial, no llevaremos carpas ni utensilios para cocinar. Retiré la parrilla de mi bicicleta, la que me dio tantos dolores de cabeza instalar y preparé la mochila.

Instalé los bidones en la bicicleta, a regañadientes, pero tuve que hacerlo, puesto que, si llevaré una mochila con mi ropa y víveres, no habrá espacio para el CamelBak, no tuve otra alternativa que instalar los portabidones. También decidí llevar cubiertas semi slick, y pasar de 26x2.00 a 26x1.80 ya que, la mayor parte del recorrido será sobre asfalto y los últimos kilómetros de tierra, aunque ayer mi papá me dijo que todo el camino ya está asfaltado, un amigo suyo le comentó eso, ojalá sea cierto.

Otro aspecto importante fue el mantenimiento técnico de la bicicleta. Esta vez, la lleve a un mecánico recomendado por mi amiga Helen, dicen que es un experto en el tratamiento de las bicicletas. Su taller queda en Ciudad Satélite, en la ciudad de El Alto. Con el teleférico, que conecta La Paz con El Alto, nos tomó algo menos de 40 minutos el llevar las bicicletas, hoy por la noche las recogeremos, estoy contando las horas para ver cómo quedó, ya que le pedí a David, el mecánico, que cambie el disco y las pastillas de freno, como también una limpieza general. Siguen faltando detalles, se me terminó el pegamento para los parches de goma, no tengo aceite para la cadena, debo comprar en alguna tienda, espero que el mecánico de bicicletas tenga lo que me falta y por fin podré cerrar la mochila.

Esta vez, no viajará todo mi equipo, se queda Cintia, tiene otros planes para el fin de semana largo y Manuel decidió pedalear por una ruta diferente, recorrerá desde La Paz hasta Cochabamba, ida y vuelta, me hubiera gustado acompañarlo, pero ir por las minas bolivianas tiene, para mí, un atractivo diferente, son lugares que no conozco, Ricardo me dice que hay sitios emblemáticos de nuestra historia, los que vale la pena visitar. Como nos recomendó Cintia, esta no será una carrera de bicicletas, tampoco será una demostración de resistencia, será un recorrido entre amigos, disfrutaremos de la ruta y de la historia que almacena esa zona hermosa de Bolivia, así que nos divertiremos muchísimo, capturando en fotografías todos esos inolvidables instantes que nos esperan por vivir.


viernes, 21 de julio de 2017

Mi encuentro en el tiempo

El fin de semana me encontré en el tiempo, no fue uno de esos encuentros de terapia, ni aquellos de regresión, fue diferente. Me encontré parado sobre la báscula, con los pies descalzos, la mirada al frente y la espalda recta.

No sabía que teníamos una edad biológica y otra metabólica, eso me lo explicaron en el Club de bienestar, al que asisto casi de forma religiosa. En Internet encontré un portal que define a la edad metabólica como la edad real de nuestro cuerpo a nivel fisiológico y es lo que puede hacer diferente a dos personas nacidas en el mismo año, si una mantuvo hábitos de vida saludables y la otra, no. Me conocí con una edad metabólica de 52 años, aunque mi edad biológica era de muy próxima a los 45. Y sí, mi cuerpo tenía siete años más, 84 meses de más, 2555 días de más, un largo tiempo que no lo había vivido aún.

Otro de los objetivos que deseaba alcanzar, cuando comencé con el cambio de hábitos alimenticios asistidos por Herbalife, fue precisamente ese, el de encontrarme en el tiempo, que mis edades metabólica y biológica sean la misma. Pero, no fue hasta después de estos seis meses y semanas que sucediera lo que estaba buscando.

La mañana del sábado pasado, me sentí muy confiado para realizarme la evaluación periódica en el Club. En estas evaluaciones no siempre marqué una pérdida de peso, hubo ocasiones en las que subí, y esas veces me sentí afligido, apenado y triste, aunque Luis trataba de ver el lado positivo, yo me sentía desilusionado. Fueron dos o tres veces en las que me alejé del objetivo, pero aprendí a aceptarlo y a manejarlo en mi favor. Con esos incrementos de peso pude identificar los alimentos que posiblemente me causaron la subida o el consumo de volúmenes inadecuados de algunos de ellos, aprendí a conocer mi metabolismo.

Ese sábado fui al Club y Luis me esperaba con la báscula lista, me subí, miré al frente, puse mi espalda recta y esperé los resultados. Después de unos segundos me dijo: - Bajaste 700 gramos. Para diez días estaba bien, ya voy aproximándome a mi meta, pesar 70 kilos. Pero su tono cambió cuando me dijo: - ¡Wow! ¡Felicitaciones! Tienes 45 años. Sin bajarme de la báscula lo miré y le dije: - Estás bromeando. Por favor, envíame el reporte al Whatsapp. Lo que hizo de inmediato. Y efectivamente, al final del registro pude leer Age: 45.

Con mis nuevos 45 años, decidí realizar otro reto, subir pedaleando hasta el Chacaltaya, una montaña, que por estos días de invierno luce nevada. El Chacaltaya está a 30 kilómetros de la ciudad, quizás no sea mucha la distancia, lo difícil esta en la cantidad de metros que se ascienden dentro de unos pocos kilómetros.

El domingo muy temprano emprendimos el recorrido y después de menos de tres horas de pedaleo llegamos a la cima, a los 5.306 msnm. Fue una experiencia increíble, se siente a la bicicleta, con cada minuto que pasa, con cada metro que se gana, más y más pesada. El corazón late como descosido. En ese primer ascenso nos detuvimos un par de veces, para tomarnos fotografías en el hermoso paisaje que nos rodeaba, con un cielo totalmente azul y el blanco de la nieve que adornaba la carretera accidentada. En realidad, nos detuvimos para retomar fuerzas y continuar con el recorrido, mientras aprovechaba para dar largos sorbos al Camelbak que contenía agua, NRG y Hydrate, mi fórmula mágica.

Tan emocionante como la subida fue la bajada de la montaña, ya que el volver a través de esa estrecha carretera con grietas, hielo y barro, hizo que la aventura sea completa. Cumplí otro desafío que lo tenía postergado, claro ahora me siento más joven, tengo siete años menos.

Hoy es tiempo de preparar mi bicicleta para una nueva aventura, recorreremos con mis amigos algo más de 200 km, en una travesía que nos llevará desde Oruro hasta Sucre. Estos días voy alistando el equipo, y sé que será una experiencia espectacular.

Gracias Herbalife, por este viaje de retorno en el tiempo, volví del futuro para disfrutar de este presente maravilloso, haciendo lo que me gusta, manejar mi bicicleta.

Mis amigos, quienes hicieron esto posible. Luis y Mariana.