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viernes, 12 de abril de 2024

La caldera vacía

En un bullicioso edificio de oficinas situado en el corazón de la ciudad, Santiago encontró su oasis de tranquilidad, un rincón donde el ajetreo cotidiano se fusionaba armoniosamente con el aromático deleite del café recién hecho. Cada día, impulsado por un inquebrantable optimismo, Santiago era el primero en cruzar las puertas de la oficina, anhelando el abrazo cálido de su amada taza de café. Su ritual matutino era simple, pero profundamente sagrado: entrar, poner en marcha la caldera para su indispensable dosis de cafeína y, mientras espera que el agua logre el punto de ebullición, revisar los correos electrónicos que marcarían el ritmo de su jornada.

Una mañana, como cualquier otra, Santiago, con los ojos aún velados por el sueño pero el corazón lleno de esperanza, se dirigió a la cocina compartida. Con los movimientos movimientos precisos de un puma tras su presa, preparó la caldera y se retiró a su escritorio, esperando pacientemente el momento culminante de su rutina. Imaginaba ya el ritual: la selección de su taza favorita, el abrir de la bolsa de café que liberaría su embriagador aroma, el acto meditativo de verter el agua hirviendo sobre el café molido, invocando así la esencia de su tan ansiado despertar.

Sin embargo, cuando creyó que era el momento de disfrutar de su creación, Santiago se encontró frente a una realidad desconcertante: la caldera estaba inexplicablemente vacía. La confusión dio paso a una irritación sutil al descubrir una nota adherida a la pared con un mensaje escrito con claridad y firmeza: "Gracias por el agua". Aunque el mensaje destilaba gratitud, Santiago no pudo evitar que una ola de frustración lo invadiera. Todo estaba planeado al detalle, y aquel imprevisto le obnubiló el ánimo. No obstante, determinado a no dejarse vencer por la adversidad, se dispuso a hervir nuevamente el agua, esta vez sin despegar los ojos de la caldera, cual guardián de su preciado elixir.

Tras una espera que se le antojó interminable, el agua estuvo lista. Aunque el café de aquella mañana llevaba el sutil amargor de su frustración inicial, Santiago decidió no dejarse amargar el día. Mientras el calor del café se difundía por su ser, optó por enfocarse en los aspectos positivos que aún estaban por descubrirse en la jornada que se desplegaba ante él, plenamente consciente de que la paciencia y la resiliencia son las herramientas indispensables para superar cualquier adversidad.

Aunque no siempre contemos con compañeros de trabajo lo suficientemente considerados como para dejar una nota junto a una caldera vacía, en un ambiente laboral, donde se supone que la colaboración y el trabajo en equipo son piedras angulares, es frecuente encontrarse con actitudes poco cooperativas y egoístas que pueden mermar la dinámica del grupo.

La desvinculación con los objetivos y valores compartidos puede derivar en conductas contraproducentes y poco éticas, tales como la procrastinación, la evasión de responsabilidades o el incumplimiento de plazos. En este contexto, algunos funcionarios pueden decidir acaparar información crucial o conocimientos especializados, buscando afianzarse en una posición de dominio o influencia, lo cual entorpece la toma de decisiones y compromete la eficacia del equipo. Esto puede desembocar en malentendidos, redundancia de esfuerzos y conflictos interpersonales. De la misma manera, existirán miembros del equipo que podrían priorizar sus éxitos personales y el reconocimiento sobre los logros colectivos, manifestando su resistencia a cooperar, atribuyéndose individualmente los méritos de esfuerzos grupales, o mostrando una falta de apoyo hacia sus colegas.

Cuando la competencia entre colegas alcanza niveles de intensidad excesiva o deslealtad, pueden surgir sentimientos de envidia, actitudes de sabotaje o una falta de soporte mutuo, deteriorando así el ambiente laboral y la productividad global. Es crucial abordar estos desafíos de manera proactiva, promoviendo una cultura de colaboración, comunicación transparente y respeto mutuo.

¡Vamos, un respiro profundo! Es momento de prevenir que el "síndrome de la caldera vacía" tome las riendas de nuestro día.



domingo, 16 de julio de 2023

El síndrome del trabajador "quemado"

Habíamos terminado con el desayuno típico paceño, que consistía en una taza de café, destilado y amargo, acompañado por un sándwich de huevo en, como no podía ser de otra manera, una marraqueta fresca y crujiente.

El sol brillaba en la calle, que a esa hora de la mañana se encontraba casi vacía, calentaba la habitación a través del ventanal que nos proporcionaba una vista tranquila de la zona, me recliné para comentar sobre aquella nueva inteligencia artificial que estaba disponible en Internet. Días atrás Google había liberado a Bard en su versión castellana y ya podía ser accedido desde nuestra ubicación.

—Deberíamos aprovechar este feriado y continuar escribiendo el libro que comenzamos en el Carnaval. Ahora que tienes nuevas competencias adquiridas, sería de gran utilidad —le dije, al mismo tiempo que movía la tasa de porcelana y el plato vacío hacia el lado izquierdo de la pequeña mesa.

—¿Conoces el síndrome Burnout? —Me preguntó, mientras se recostaba en el sillón.

No sabía absolutamente nada sobre ese tema, mi primera reacción fue poner a prueba a Bard para que describiera aquel síndrome. Tomé el Fold y lo abrí, presioné en el ícono de Chrome e ingresé en el sitio web de la Inteligencia Artificial de Google.

“Describe el síndrome de Burnout”. Escribí en el cajón de texto.

En cuestión de segundos pude ver como se formaba la respuesta. Algo que me pareció interesante de aquella nueva solución fue la opción de lectura, es decir, no solo escribe un texto sino también puede leerlo. Esa opción está disponible en muchos de los programas de ofimática, sin embargo, era la primera vez que lo veía en una aplicación de inteligencia artificial.

—¡Dale! Que lea lo que escribió. —Me dijo, toda expectante.

Presioné sobre la opción de lectura y la voz robótica invadió el lugar: "El síndrome de burnout es un síndrome de desgaste físico y emocional que se produce por el exceso de trabajo y el estrés. Se caracteriza por una serie de síntomas, como fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse, falta de motivación, sentimientos de fracaso y desvalorización.

El síndrome de burnout puede afectar a cualquier persona, pero es más común en personas que trabajan en profesiones que requieren un alto nivel de compromiso y atención, como la medicina, la enfermería, la educación y la atención social.

El síndrome de burnout puede tener un impacto negativo en la salud física y mental de las personas que lo padecen. Puede conducir a problemas de salud como la hipertensión, la obesidad, el insomnio, y la depresión. También puede afectar a las relaciones personales y la vida laboral".

La aplicación aún tiene problemas de gramática, quizás sea algo que con el tiempo vaya mejorando, no solo con Bard, sino también con ChatGPT, pude identificar esa limitación. Pero dejando de lado eso, la descripción del síndrome fue muy concreta y comprensible.

—A ti que te gusta el ciclismo —comentó después de escuchar por algunos minutos el resultado elaborado de forma artificial. —Me acordé de lo que me dijiste alguna vez, eso de que, si no administras tus fuerzas terminas “quemándote” en los primeros kilómetros y no logras llegar a la meta —concluyó.

Es verdad, alguna vez lo viví, en plena competencia salí disparado desde el punto de partida y ya para la mitad de la carrera me encontraba totalmente exhausto, viendo como el resto de los participantes me pasaban con la energía suficiente para llegar a la meta.

Ya frente a mi notebook, comencé a leer más sobre el síndrome de burnout. Se trata de una respuesta al estrés laboral crónico, caracterizado principalmente por la falta de energía y sentirse emocionalmente exhausto debido a la tensión laboral, evidenciado por la falta de emociones y una actitud indiferente hacia el entorno ocupacional.

En otra página web leí que el estudio de este fenómeno comenzó en la década de 1970, cuando el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger lo utilizó para describir cierto tipo de estrés que observó entre los médicos y enfermeras, quienes parecían estar “quemados” o agotados por el estrés laboral crónico. Ya en 1974, Freudenberger acuñó el término “burnout” para describir este fenómeno y en 1981, junto con la psicóloga Christina Maslach, desarrolló el Maslach Burnout Inventory (MBI), el instrumento de medición más utilizado para evaluar el síndrome de burnout.

Se considera que el síndrome de burnout es el resultado de un desequilibrio prolongado entre la carga laboral y los recursos disponibles del trabajador, afectando tanto a su bienestar psicológico como físico. Las investigaciones señalan factores como las demandas laborales excesivas, poca autonomía, conflictos de rol, escasa recompensa y apoyo social limitado, como desencadenantes del burnout.

Cerré la pequeña computadora y conecté el cargador a la toma de energía. Mientras veía el parpadear del led indicador de la batería, me puse a pensar que todo necesita una recarga, que es imposible trabajar por horas sin tomar un descanso que nos permita liberar la tensión nerviosa, alimentarnos de manera consciente y si es posible realizar alguna actividad física que nos desprenda de aquella adrenalina acumulada.

Aprovecharé este fin de semana para descansar, leer, escribir y salir en mi bicicleta para regresar el siguiente martes con la energía recargada, totalmente predispuesto a continuar con mis responsabilidades con el mejor de los ánimos, para no “quemarme” durante la vertiginosa semana laboral.


sábado, 15 de abril de 2023

Equipos e individualidades

No soy un fanático del fútbol, pero sí, lo disfruto viendo partidos de la liga local, los torneos internacionales y obviamente la copa mundial. Mi conocimiento sobre ese deporte es limitado, no paso de las reglas básicas y algo de la alineación estratégica que emplean. Sin embargo, hay aspectos que me llaman la atención y es el juego en equipo con una responsabilidad distribuida y limitada.

Es muy probable que dentro de ese seleccionado de 11 jugadores, existan quienes durante su trayectoria profesional no superen los 10 o 20 goles anotados, debido a su posición dentro del juego, lo que no les permite participar en las acciones ofensivas, aunque existen guardametas que tienen un significativo número de tantos en su registro, que son más una excepción que la regla.

Escuché varias veces opinar sobre equipos de fútbol que cuentan con una excelente ofensiva, pero están limitados en la defensiva o que el mediocampo es el que presenta falencias. Por otra parte, está la creencia de que contar con una mega estrella del fútbol es la garantía suficiente como para lograr el campeonato. Alguien me dijo: “… este año tenemos un excelente equipo pero, no tenemos individualidades”. Y fue precisamente esta frase la que me hizo pensar en el trabajo en equipo basado en individualidades.

Me apasiona el ciclismo y trato de practicarlo de forma frecuente. En este deporte el equipo, a diferencia del fútbol, está conformado por cinco o seis corredores, los cuales forman una línea y de esa manera se desplazan por los más de 200 km que puede requerir una competencia profesional.

Los corredores de ciclismo forman una fila para reducir la resistencia del viento y maximizar la velocidad. Cuando los corredores se alinean, el ciclista en la parte delantera corta el viento y crea una zona de baja presión detrás de él. Los ciclistas detrás de él pueden aprovechar esta zona de baja presión para reducir su propia resistencia al viento y seguir al líder con mayor facilidad. Esta técnica se conoce como “drafting” o “aspiración” y es una forma efectiva de ahorrar energía y aumentar la velocidad. De esta manera, los corredores pueden trabajar juntos para alcanzar y mantener una ventaja sobre los demás competidores. Esta alineación le permite al equipo administrar la energía de cada corredor ya que, quien tiene mayor esfuerzo es el primero en la fila, cambiando esta formación cada cierto tiempo, el primero va al final y el segundo comienza a jalar al grupo, lo que les permite también descansar, recargar energías y nuevamente liderar al equipo. Es muy interesante esa forma de trabajo porque, si bien existen las individualidades, aquellos corredores estrella que se encargarán de brillar en los últimos kilómetros de la competencia, es un trabajo integral con compromiso y sacrificio, llevando al extremo del agotamiento de todos sus integrantes.

Quienes trabajamos en equipo valoramos este tipo de formación, alineados a un objetivo, persiguiendo una misma meta, dando y dejando todo durante el camino ya que la victoria no será gracias a la destreza individual sino del equipo. No hay derrota, solo aprendizaje.

Es lindo pedalear, pero lo más lindo es pedalear en equipo, sintiendo la confianza de que llegarás lejos y disfrutarás del camino, consciente de que en algún momento tendrás que liderar y romper la resistencia del viento para que el resto siga tras una senda ganadora.



viernes, 3 de febrero de 2023

MI MOTIVACIÓN

Recuerdo que cuando era niño y más aún en mi adolescencia, no había peor castigo que la inasistencia, sea a una salida de fin de semana, una fiesta o un partido de fútbol con mis amigos. Así que, para evitar ser sancionado, los días previos al evento trataba de realizar todas mis actividades, cumplir con mis obligaciones y presentar a tiempo las tareas escolares, evitando cualquier tipo de llamada de atención.

Mis amigos de la misma manera, se portaban bien, ninguno podía fallar y si por alguna razón sufríamos una baja en el grupo, la comisión evaluaba si ameritaba una visita al domicilio del afectado para solicitar el permiso requerido. Algunas veces el castigo era tan grande que por nuestra seguridad esperábamos que la sanción se disuelva en el tiempo.

Cuándo era yo el afectado, suplicaba a mis padres de mil y un maneras, apelaba a todos los argumentos y recursos necesarios con la esperanza de que puedan apiadarse y liberarme de la pena de quedarme en casa mientras mis compañeros se divertían, algunas veces tenía suerte y otras no tanta.

- ¿¡Cómo que no vendrás!? Todos contamos contigo -me decían cuando no podía convencer a mis papás de que me quiten el castigo. 

- Lo siento muchachos. Sigan sin mí. -les respondía con todo el dolor del alma.

Noche antes a la fiesta, al partido o a la reunión, preparábamos lo necesario para que las cosas salgan bien, logremos la diversión plena y tengamos algo de lo que hablaríamos los días siguientes y quizá lo recordaríamos toda la vida. Nos organizábamos de tal manera que todos teníamos una tarea por cumplir, con el objetivo de llegar a la perfección en nuestra actividad. Eran tales las ansias que inclusive algunas veces me costaba conciliar el sueño, no sé si les pasaba lo mismo al resto del equipo.

Hoy, después de más de 30 años, las noches previas antes al día laboral, pienso en todo lo que haré por la mañana, trato de imaginar mis tareas y planifico rápidamente mis actividades. Sé muy bien que el día siguiente será totalmente dinámico y quizás no se concrete ninguna de las actividades que pensé la noche anterior, pero me ayuda a discernir lo urgente de lo importante. No puedo faltar, no puedo fallar, mi equipo me espera.

Cuando enfermé con COVID y me dijeron que debía faltar al trabajo para guardar reposo hasta recuperar la salud, sentí como en aquellos años cuando me castigaban con la inasistencia a la actividad que tanto habíamos soñado con mis amigos.

Por las mañanas me levanto y repaso la planificación del día, me preparo para continuar con lo pendiente y solucionar los problemas que nunca faltan.

- ¡Cómo no ir! Mis compañeros de trabajo me esperan, cuentan conmigo para concretar nuestros objetivos. -me digo a mí mismo, motivado y con la mejor actitud.

Muchas veces escuché reproches tales como: "Eres un trabajólico", pienso que no es un defecto cuando tu trabajo te satisface en lo personal, te permite crecer en lo profesional y te hace sentir útil a la sociedad. 

Como dijo Confucio: "Elige un trabajo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida". Me apasiona mi trabajo y me entrego al 100%, voy feliz para comenzar la jornada y transmitir esa felicidad a mi equipo, esa es mi motivación, la misma que tenía cuando era adolescente preparando todo para que las cosas salgan bien.