El viernes, mientras terminaba de leer un libro en la Kindle, saltó la sugerencia de Amazon para un próximo libro. Era uno con la biografía de Gustavo Cerati. Con dudas comencé a leer un fragmento y me pareció interesante. Hace algunos años leí una biografía titulada "Cerati en primera persona" y pensé que se trataba del mismo libro, pero no, era de otro autor.
- ¿Vamos al concierto de Soda?
- Hmmm. No lo sé.
Terminaba el primer mes de mi estadía en la ciudad argentina de Córdoba y mientras caminábamos por la peatonal, me llamó la atención un cartel que anunciaba el concierto de Soda Stereo. Era febrero de 1990 y la banda daba inicio a una gira promocional de su disco más reciente, Canción Animal.
Durante los 80, el rock latino estaba de subida, grupos como Virus, Los Abuelos de la Nada y Soda Stereo, entre algunos, eran como un efervescente que escalaba rápidamente a los primeros lugares de las listas musicales en las principales radios de la ciudad. Al ver ese cartel sentí la curiosidad por escuchar a uno de los grupos del momento pero, el desánimo de a mi amigo fue contagioso, junto con sus preocupaciones sobre los rumores acerca del consumo de drogas y alcohol. No fuimos al concierto y ese fin de semana, nos dedicamos a cumplir con las tareas universitarias.
- Señor, por favor, puede poner este CD.
- Claro que si, en seguida.
El mozo se llevó el disco compacto que tenía una carátula color naranja, era "El Último Concierto A" de Soda Stereo. Terminaba 1997 y ese diciembre, nos encontrábamos con un grupo de amigos, en un bar de la ciudad de La Paz. Habían pasado un par de años después de dejar la universidad y esa noche, mi amigo Julio, sacó de una bolsa de plástico el disco compacto, que lo portaba como una joya. A los pocos minutos se escuchó, en los parlantes del lugar, los acordes de "En la Ciudad de la Furia". Era extraordinario volver a disfrutar de las canciones de Soda Stereo junto a mis amigos del colegio y otros de la universidad.
En octubre de 2007, mientras guardaba el coche en el garage, escuché en la radio una noticia que indicaba el regreso de la banda argentina, con una gira que atravesaría el continente, pero no tocaría Bolivia. Hoy, me reprocho sobre mi poca decisión de poder asistir a un concierto en Santiago, Lima o Buenos Aires para ver a ese grupo musical en la que resultaría su última gira.
- ¿Qué canción quieres escuchar ahora?
- Esa, De Música Ligera.
- ¡Tan, tan, taran tantan...!
Presionamos el botón de Play en el track número 9 del CD2 "Me Verás volver" y mi hijo Matías, acompañó a la voz de Cerati, mientras recorríamos la carretera entre Santa Cruz y Cochabamba, cerrando nuestras vacaciones de 2007.
Las 25 hojas, que Amazon te envía como adelanto de un libro, fueron suficientes para que proceda con la compra y posterior descarga. Con los audífonos puestos, seleccioné en Spotify la discografía de Soda Stereo y me sumergí, una vez más, en la lectura, que desde ya es cautivadora, con un lenguaje técnico, pero simple. "Cerati: La biografía definitiva", describe cada una de las etapas de, para mi, la mejor banda de rock latino que existió hasta ahora, continuando con el recorrido de Gustavo Cerati, como solista.
Esa noche, me quedé leyendo hasta las dos de la mañana, el sábado continué con la lectura y ayer domingo llegué al 80% del libro. Se que no tengo una lectura rápida, pero fue más lenta quizás por los recuerdos que evocaba la narrativa o por las pausas que me regalaba solo para disfrutar de esos momentos inolvidables.
- Papá, te cuento una mala.
- ¿Qué pasó?
- Escuché en las noticias que Cerati murió.
Nos quedamos en silencio. Durante varios meses habíamos seguido las noticias sobre el vocalista de Soda Stereo, quien en 2010 sufrió un ACV después de un concierto en Caracas. El 4 de septiembre de 2014, Cerati partía de este mundo. Fue un día triste, para ambos, para muchos, para todos.
Al terminar de leer ese libro, que me atrapó durante el fin de semana, me transporto a esos instantes increíbles de mi vida, recuerdo todas esas canciones de Soda Stereo que me acompañaron en el desarrollo de estos últimos 30 años. Fue un fantástico viaje en el tiempo.
Antes del punto final, escucho en los audífonos el sonido de la guitarra de Cerati que, me abruma, me ilusiona y a la vez, me inunda con una nostalgia infinita.
Lisa tiene un amor de ultramar
Brilla en la oscuridad.