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miércoles, 18 de septiembre de 2019

Mi Nube


El formatear mi computadora no era una tarea frecuente, quizás cada vez que Microsoft publicaba una nueva versión de su sistema operativo. Esa tarea era realmente aburrida, ya que siempre faltaba algo o no funcionaba como antes y encontrar la solución demandaba horas extra de trabajo. Recuerdo que me tomaba, aproximadamente, dos semanas el reinstalar mi computadora. Sacar las copias de seguridad, generar la lista de controladores, recopilar los instaladores de los programas que utilizaba con frecuencia y un tanto de otras operaciones intermedias, sólo para garantizar la integridad de los archivos, que los programas funcionarán correctamente o que, la impresora reconocerá a la computadora. A principios de este año, decidí renovar mi portátil, aunque no tenía problemas con la Lenovo que utilizaba, opté por una alternativa más ligera, una laptop que tenga prestaciones de última generación y sobre todo, que sea liviana. Con un par de visitas a los centros comerciales, encontré una DELL que cumplía con mis expectativas. Esa noche, apenas saque, la nueva máquina de la caja, le instale el Ubuntu Bionic Beaver, pero nuevamente la tortura, instalar el WPS (una alternativa al Office de Microsoft), el MasterPDF, el VLC, el Dropbox y una lista larga de aplicaciones, mis dos semanas de trabajo habían iniciado. Al concluir la larga y penosa instalación, comencé a generar más documentos, los cuales estaban siendo sincronizados en mi carpeta de Dropbox, algo que me pareció fantástico, ya que todo se almacena en sus servidores y no tienes que estar portando archivos en las unidades USB o discos compactos, que son muy caprichosos al momento de funcionar. En el trabajo, desde el año 2017, mi Unidad es considerada una Zona Libre de Windows. Migramos de Windows a Ubuntu, después de una amplia evaluación a las distribuciones del sistema operativo del pingüino. Ubuntu, ofrece una compatibilidad completa con el hardware, su interfaz resulta muy amigable y sobre todo estabilidad en el procesamiento de la información. Lamentablemente WPS no es 100% compatible con la información que recibo, surgiendo la necesidad de volver a Windows, por lo menos en mi laptop. La noche se hizo otra vez, crear copias de seguridad, formatear, instalar el Windows 10, un aburrimiento completo. Hace algunas semanas atrás, mi hijo comenzó a hablarme de la ofimática que ofrece Google, él usa la herramienta frecuentemente en sus trabajos escolares y que junto con sus 15 GB de almacenamiento libre ofrece una oportunidad interesante para el trabajo colaborativo y remoto. Esa conversación me generó una gran curiosidad, así que comencé a probar con el navegador, primero realicé una limpieza a mi cuenta de Gmail y luego ordené el Google Drive. Tremenda fue mi sorpresa sobre el nivel desarrollo que había alcanzado esa alternativa. Había escuchado de los equipos tipos Chromebook, mi hijo tiene un equipo de esos, con un sistema operativo básico (como el del teléfono celular) una pantalla, un teclado y el touchpad, tampoco requiere más, el resto está en la nube. Trabajar con Windows me pone de mal humor, no sé porque, pero no lo puedo tolerar, serán por esas actualizaciones frecuentes que realiza, por el consumo descontrolado de recursos, por su desorden en el acceso a la unidad de almacenamiento o cuando más lo necesitas, no responde. No sé porque pero, me cambia el día trabajar con Microsoft, me cambia para mal. Después de un par de semanas de jugar con las herramientas de Google y su alternativa de ofimática, decidí migrar mi documentación al GDrive, formatear mi computadora, pero esta vez, solo requeriría instalar un navegador. Descargue e instale el Ubuntu 18.04 en su versión para escritorio, tipo mínimo y nada más. Adiós a las copias de seguridad en las unidades USB, nada de instaladores. Había sincronizado mis carpetas con el GDrive, mis fotografías con el Photos, mi música en el Spotify y mis códigos al GitHub. Habrá quienes dirán que la privacidad, que la confidencialidad, que la seguridad y otras cosas, pero nadie está exento de un acceso no autorizado a nuestra computadora local. El único contra, que hasta el momento identifique, es cuando no tengo acceso a Internet, en ese caso, mi información se torna inalcanzable, pero mientras exista una conexión al servicio, todo fluirá. Hoy trabajo con Linux, en la nube, aunque continúo malhumorado, pero esta vez no es por el sistema operativo, sino por el clima paceño que es tan inestable, tan impredecible en esta época del año y que no me deja salir a pedalear los fines de semana. Por lo demás, estoy muy contento.

Este documento fue redactado en el Google Docs, obviamente.