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lunes, 20 de febrero de 2023

Más allá de lo evidente

Recuerdo que a mediados de los años 80, en uno de los pocos canales de televisión, transmitían la serie de dibujos animados titulada «Los Thundercats». Wikipedia presenta como: un grupo de felinos humanoides extraterrestres, muy avanzados tecnológicamente que invocan al misticismo y a fuerzas sobrenaturales. La trama de la serie inicia en Thundera un planeta a punto de explotar, lo que obliga a los ThunderCats, la casta más alta de nobles thunderianos, a huir de su planeta natal en una flota de naves espaciales, llegando a vivir en una estrella azul que ellos llamaron Tercer Planeta.
El mismo sitio web describe a León-O, cuya imagen y personalidad están inspiradas en un león, es el heredero del título de «Señor de los ThunderCats», líder y portador de la legendaria Espada del Augurio, la que es capaz de disparar rayos de energía además de permitirle explorar a enormes distancias gracias a su poder de «ver más allá de lo evidente».
Estos días estoy atrapado en la lectura del libro «El Hombre Tecnológico y el síndrome Blade Runner»: En la era del biorobot, de Santiago Navajas Gómez de Aranda. Dejando de lado el aspecto técnico o tecnológico que asocia el autor a su trabajo literario están otros que me fascinaron en la lectura como el identificar pasajes, entender situaciones o decodificar conversaciones de los personajes a lo largo de la película protagonizada por Harrison Ford. Vale la pena aclarar que la película Blade Runner está basada parcialmente en la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» Otro libro revelador.
A medida que iba avanzando en la lectura me fui dando cuenta que en toda película, miniserie u otro tipo de obra, se expone un mensaje o existen aspectos que motivaron a su realización y quizás esa sea la tarea más apasionante al momento de ver un film.
Las películas animadas de Walt Disney, por ejemplo, están cargadas de simbolismo y esoterismo, si nos ponemos a ver más allá de lo evidente, comprenderemos todo lo que quiso transmitir su creador. 
¿Quién no vio Pinocho? Todos somos ese niño de madera que desea alcanzar la conciencia, dejar de lado el ego y lo mundano para convertirse en ese niño de verdad.
Con la llegada de los servicios de streaming se tiene un acceso amplio a los contenidos audiovisuales, que van desde aquellas películas clásicas hasta las más recientes o que forman parte de un buen repertorio de cine alternativo. Pero cuando preguntamos:
¿Qué serie o película me recomiendan?
Obtenemos una predecible respuesta. - Es una película o serie cautivante.- Pero ¿por qué? Simplemente porque es buena la banda de sonido, el vestuario, la actriz o actor y quizás el guión. La recomendación se circunscribe a las categorías que emplea la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas norteamericana, encargada de los premios Oscar. Nunca o casi nunca, es una recomendación basada en el análisis de la película o sobre el mensaje que se transmite, eso simplemente pasa inadvertido o en otros casos ignorado.
¿Qué opinas de la película?
Estuvo buena.
Mientras leo el libro de Gomez de Aranda, siento la necesidad de ver más allá de lo evidente, como lo hacía León-O al momento de llevar la Espada del Augurio a su rostro felino. 
Desde hoy, seguiré las series de televisión, veré las películas y leeré los libros, con la esperanza de que mis sentidos tengan la gracia de encontrar el mensaje, más allá de lo evidente, poniendo frente a mí el ojo de la invisible Espada del Augurio y cada vez que recurra a esa espada mágica estaré creciendo como persona, como ser humano y como miembro de la sociedad. 
Para ser merecedores de esa visión amplia, también debemos preparar a nuestras mentes intentando entender lo transmitido y quizás esa sea la tarea más dura, el ampliar el deseo de aprendizaje, el ser conscientes de que es muy poco lo que sabemos y existe mucho por descubrir. Como dijo Newton: 
«He sido un niño pequeño que, jugando en la playa, encontraba de tarde en tarde un guijarro más fino o una concha más bonita de lo normal. El océano de la verdad se extendía, inexplorado, delante de mi.»