Mostrando entradas con la etiqueta 1960. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 1960. Mostrar todas las entradas

domingo, 11 de febrero de 2024

El graduado

"El Graduado", una novela icónica de Charles Webb, publicada por primera vez en 1963, es un relato inquietante y satírico sobre la desilusión de la juventud y el vacío existencial que caracterizaba a la América de posguerra. La novela sigue la historia de Benjamin Braddock, un recién graduado de la universidad, atrapado en un vórtice de desesperación y confusión en una sociedad materialista y sin alma.

Webb maneja con maestría el arte de la sutileza y la ironía para explorar los temas de alienación y búsqueda de identidad. La relación adúltera de Benjamin con la señora Robinson, una amiga de sus padres, y su posterior amor por su hija Elaine, se convierten en metáforas de la rebelión contra y la eventual sumisión a los valores convencionales y las expectativas sociales.

El estilo de Webb es notablemente directo y minimalista, lo que contribuye a la atmósfera de alienación y desconexión. A través de diálogos cortantes y escenas meticulosamente construidas, Webb desvela la hipocresía y el vacío moral de la clase media alta americana. La novela no solo ofrece una crítica social aguda, sino que también plantea preguntas universales sobre el propósito y el significado en la vida, resonando con lectores de diversas generaciones.

Sin embargo, la grandeza de "El Graduado" no radica solo en su crítica social o en su exploración de la desilusión juvenil, sino también en su capacidad para capturar un momento de transición cultural en Estados Unidos. En el personaje de Benjamin Braddock, Webb encapsula el descontento y la incertidumbre de una generación en el umbral del cambio, preludiando los movimientos sociales y culturales que definirían las décadas siguientes.

Aunque algunos críticos han señalado la posibilidad de interpretar la novela como un producto de su tiempo, limitado por las perspectivas y los valores de la década de 1960, "El Graduado" ha demostrado ser sorprendentemente atemporal. Su exploración de la ansiedad, el deseo de autenticidad y la lucha contra las convenciones opresivas sigue siendo relevante en el contexto contemporáneo.

"El Graduado" de Charles Webb es una obra maestra de la literatura estadounidense del siglo XX. Con su incisiva crítica social, su aguda percepción psicológica y su estilo narrativo distintivo, la novela sigue siendo una lectura esencial para aquellos que buscan comprender las complejidades de la condición humana y las dinámicas de la sociedad americana. A través de Benjamin Braddock, Webb ofrece no solo un retrato de una generación perdida, sino también una reflexión sobre la búsqueda eterna de significado en un mundo en constante cambio.



domingo, 30 de junio de 2019

LA RADIO DE MI MAMÁ


Hijo, ¿será que puedes arreglar la radio? Preguntó mi madre, cuando estaba a punto de volver al trabajo. ¿Qué le pasó? Le respondí con atención. Fue ahí cuando me contó, que su radio Telefunken no funcionaba desde hace más de 20 años.


¿Será que en el Internet encuentras el repuesto? Me dijo, mientras veía como desarmaba el equipo. Puede ser, le respondí. Efectivamente, uno de los tubos de vacío se encontraba rajado. En un papel anoté el modelo y verifiqué con el plano impreso en la tapa de cartón. Tomé varias fotos del circuito, junto con el modelo y número de serie. Volví a cerrar la radio, ajustando los cuatro tornillos que sujetaban el protector. Te avisaré si encuentro algo, le dije al momento de despedirme.

Esa noche, busqué en eBay y Amazon el Telefunken EZ80, no encontré muchas opciones, pero existían algunos vendedores que tenían unas pocas unidades del repuesto que necesitaba. Con dos o tres alternativas, le escribí a mi amigo Claudio Quiñones Valdez, quien en los últimos meses me ayudó a adquirir e importar repuestos y dispositivos electrónicos de las tiendas virtuales. Fue muy valiosa su colaboración, ya que, se puso en contacto con los vendedores y logró comprar la válvula de vacío con el modelo exacto que requería.

El jueves pasado, me escribió Claudio un mensaje, indicando que el repuesto fue enviado y que el fin de semana lo recibiría. El sábado, fui a la terminal de buses para recoger el repuesto que llegó muy bien protegido, en un par de cajas, plásticos de seguridad y en medio de una bolsa de aire comprimido, se encontraba una pequeña caja blanca que contenía el EZ80. Toda esa protección era necesaria, se trata de un dispositivo muy delicado ya que, cualquier ligero golpe puede romper el cristal y dejarlo inservible.

“Ya llegó el repuesto, iré por tú casa para probarlo en la radio”, indicaba el mensaje que le envié a su teléfono celular. A casi dos meses después de que, mi madre, me pidiera tímidamente que le ayude a reparar su radio, me encontraba colocando con delicadeza el repuesto. Quería encender el equipo y verificar su correcto funcionamiento pero, con una revisión minuciosa, estaba casi seguro que esa radio Telefunken Gavotte de 1960 volvería a funcionar. Sin embargo, deseaba que fuera mi mamá, quien tenga el gusto de girar la perilla para activar el equipo.

Le llamé y le dije: “mamá, no se como se maneja este aparato”. Ella muy emocionada, conectó el cable de energía y giró la perilla. Por unos segundos no escuchamos nada, aunque mi papá nos advirtió: “ya se encendió, funcionará”, pero seguíamos sin oír nada.

Los equipos en base a tubos de vacío toman unos segundos en ingresar en operación, a ese proceso le dicen “calentamiento” y efectivamente es algo así, la radio estaba calentando antes de funcionar. De pronto, comenzamos escuchar el ruido clásico del receptor cuando el sintonizador se encuentra en una frecuencia donde no existe una portadora. Con ayuda de la segunda perilla, logró captar una radio emisora, fue en ese instante en el que su rostro se llenó de felicidad y dijo: “¡Funciona! ¡Funciona!”, se puso de pie y me abrazó. Sentí su alegría, la radio que su papá le regaló cuando era joven, volvía a funcionar, dos décadas después.

Hoy, imaginé a mi mamá, escuchando la radio, cuando aún la televisión no había llegado a Bolivia, era su único medio de información, su distracción, su compañía y 60 años después de su fabricación, aun tenemos el privilegio de escuchar una radio emisora que transmite en amplitud modulada y onda corta.

¡Disfrútalo mamá!