El fin de semana me encontré en el tiempo, no fue uno de
esos encuentros de terapia, ni aquellos de regresión, fue diferente. Me encontré
parado sobre la báscula, con los pies descalzos, la
mirada al frente y la espalda recta.
No sabía que teníamos una edad biológica y otra metabólica,
eso me lo explicaron en el Club de bienestar, al que asisto casi de forma religiosa. En Internet encontré un portal que define a la edad metabólica como la
edad real de nuestro cuerpo a nivel fisiológico y es lo que puede hacer
diferente a dos personas nacidas en el mismo año, si una mantuvo hábitos
de vida saludables y la otra, no. Me conocí con una edad metabólica de 52
años, aunque mi edad biológica era de muy próxima a los 45. Y sí, mi cuerpo tenía
siete años más, 84 meses de más, 2555 días de más, un largo tiempo que no lo
había vivido aún.
Otro de los objetivos que deseaba alcanzar, cuando comencé
con el cambio de hábitos alimenticios asistidos por Herbalife, fue precisamente
ese, el de encontrarme en el tiempo, que mis edades metabólica y biológica sean
la misma. Pero, no fue hasta después de estos seis meses y semanas que sucediera lo que estaba buscando.
La mañana del sábado pasado, me sentí muy confiado para
realizarme la evaluación periódica en el Club. En estas evaluaciones no
siempre marqué una pérdida de peso, hubo ocasiones en las que subí, y esas
veces me sentí afligido, apenado y triste, aunque Luis trataba de ver el lado
positivo, yo me sentía desilusionado. Fueron dos o tres veces en las que me alejé
del objetivo, pero aprendí a aceptarlo y a manejarlo en mi favor. Con esos
incrementos de peso pude identificar los alimentos que posiblemente me causaron la subida o el consumo de volúmenes inadecuados de algunos de ellos, aprendí a
conocer mi metabolismo.
Ese sábado fui al Club y Luis me esperaba con la báscula
lista, me subí, miré al frente, puse mi espalda recta y esperé los resultados.
Después de unos segundos me dijo: - Bajaste 700 gramos. Para diez días estaba
bien, ya voy aproximándome a mi meta, pesar 70 kilos. Pero su tono cambió
cuando me dijo: - ¡Wow! ¡Felicitaciones! Tienes 45 años. Sin bajarme de la
báscula lo miré y le dije: - Estás bromeando. Por favor, envíame el reporte al
Whatsapp. Lo que hizo de inmediato. Y efectivamente, al final del registro pude
leer Age: 45.
Con mis nuevos 45 años, decidí realizar otro reto, subir
pedaleando hasta el Chacaltaya, una montaña, que por estos días de invierno
luce nevada. El Chacaltaya está a 30 kilómetros de la ciudad, quizás no sea mucha
la distancia, lo difícil esta en la cantidad de metros que se ascienden dentro de unos
pocos kilómetros.
El domingo muy temprano emprendimos el recorrido y después
de menos de tres horas de pedaleo llegamos a la cima, a los 5.306 msnm. Fue una
experiencia increíble, se siente a la bicicleta, con cada minuto que pasa, con
cada metro que se gana, más y más pesada. El corazón late como descosido. En
ese primer ascenso nos detuvimos un par de veces, para tomarnos fotografías en el
hermoso paisaje que nos rodeaba, con un cielo totalmente azul y el blanco de la
nieve que adornaba la carretera accidentada. En realidad, nos detuvimos para
retomar fuerzas y continuar con el recorrido, mientras aprovechaba para dar largos
sorbos al Camelbak que contenía agua, NRG y Hydrate, mi fórmula mágica.
Tan emocionante como la subida fue la bajada de la montaña,
ya que el volver a través de esa estrecha carretera con grietas, hielo y barro, hizo que la aventura sea completa. Cumplí otro desafío que lo tenía
postergado, claro ahora me siento más joven, tengo siete años menos.
Gracias Herbalife, por este viaje de retorno en el tiempo,
volví del futuro para disfrutar de este presente maravilloso, haciendo lo que
me gusta, manejar mi bicicleta.
Mis amigos, quienes hicieron esto posible. Luis y Mariana.