jueves, 2 de abril de 2020

2 de abril

Desde el inicio de la cuarentena se me alteraron los ritmos circadianos, duermo de madrugada y despierto antes de las nueve de la mañana, hora a la que tengo la primera reunión virtual. Hoy desperté temprano, a las siete de la mañana. Fui a la ducha, tome la Gillette y afeité mi rostro. Seleccioné una camisa y un pantalón, dejé de lado las poleras y los deportivos que en los últimos días se convirtieron en la indumentaria oficial.
Desayune un plato con avena, jugo de frutillas y cinco frutillas naturales. Llené un vaso de plástico con agua caliente, agregue una cucharita del té de hierbas Herbalife acompañado de un porción de la bebida concentrada de sábila sabor mandarina. Tomé el vaso y subí a mi escritorio, donde arme mi oficina.
Desde que se decretó la cuarentena paso cerca de diez horas, sentado frente a mi computadora, atendiendo los requerimientos de la oficina, las clases virtuales, grabando y publicando los siete episodios en vivo. Lamentablemente solo fueron unos cuantos en vivo, los otros fueron grabados, lo siento, se me complicó la agenda. Abrí el Google Chrome, ingresé a mi cuenta de Twitter y escribí: “Iniciando un nuevo giro al rededor del Sol 🚀”, acompañe el mensaje con el icono de un cohete. Sí, hoy es mi cumpleaños.
Había planificado este día desde hace más de un mes. Recuerdo la noche cuando puse en el muro de Facebook un número, 33. Faltaban 33 días para mi cumpleaños. Creí que hoy estaría en mi nuevo hogar, pensé en una reunión con mis amigos, soñé con un almuerzo singular y una cena de fantasía, pero nada de eso pasó. No me siento triste, no me siento desilusionado, solo confundido, no sé cuánto tiempo más durará el encierro.
Estas semanas, de forma temporal, me encuentro viviendo con mis papás. Estaba planificado que, para finales de marzo, me mudaría a mi nuevo departamento, al que le estaban realizando trabajos de mantenimiento y remodelación. Quizás fue lo mejor ya que, durante esta cuarentena puedo cuidar de mis papás, quienes son dos personas mayores y en cumplimiento de la normativa, no deben salir a la calle, deben permanecer en casa. Es así que, soy yo, quien se encarga del reabastecimiento alimenticio, lo hago con mucho amor y responsabilidad.
Por unos minutos, me pierdo en el brillo del monitor y pienso en que la vida es un viaje constante alrededor del Sol y estás al mando de tu nave. Pero esta vez, a medida que pasan los días, siento que me conozco más, que nos conocemos más, no somos perfectos, tenemos virtudes y defectos pero, es lindo recorrer el camino con una persona quien comprende esos defectos y aprecia esas virtudes.
Respiro y presiono el botón para iniciar la llamada, mi reunión está a punto de comenzar. Hoy será un día singular, aunque no pueda sentir el abrazo físico, doy gracias por este presente.