jueves, 4 de enero de 2024
El cubo mágico
lunes, 1 de enero de 2024
Por qué motivar a la gente no funciona... y lo que hace
Lecciones de Susan Fowler "Por qué motivar a la gente no funciona... y lo que hace":
- Repensando la motivación: el libro desafía el enfoque tradicional de motivadores externos como recompensas y castigos. Fowler argumenta que la verdadera motivación viene de dentro y que los métodos tradicionales a menudo resultan contraproducentes, creando dependencia y resistencia.
- El poder de la autonomía: los humanos tenemos una profunda necesidad de autonomía. Cuando nos sentimos controlados y microgestionados, nuestra motivación se desploma. En lugar de eso, los líderes deberían centrarse en potenciar a las personas para que tomen decisiones y tomen decisiones.
- Cultivando relación: somos criaturas sociales, y las conexiones significativas son cruciales para la motivación. Los líderes deben fomentar un sentido de comunidad y pertenencia mediante la creación de confianza, alentando la colaboración y celebrando los éxitos compartidos.
- Dominar la competencia: Sentirse competente y capaz es esencial para la motivación. Los líderes deben proporcionar oportunidades de crecimiento, desarrollo y dominio de habilidades. Reconocer y apreciar las fortalezas y las contribuciones individuales alimenta aún más la motivación.
- Modelo de motivación óptima: Fowler propone el "Modelo de Motivación Óptima", que destaca la alineación del trabajo con estas tres necesidades humanas centrales: autonomía, relación y competencia. Cuando estas necesidades son satisfechas, la motivación intrínseca florece, lo que lleva a un mayor compromiso, productividad y bienestar.
- Más allá del liderazgo: los principios del libro son relevantes no sólo para los líderes, sino para cualquiera que quiera cultivar la motivación intrínseca en sí mismo y en los demás. Los individuos pueden aplicar estos conceptos a sus propios viajes de trabajo, relaciones y crecimiento personal.
- Pasando del control al entrenamiento: los líderes deberían pasar del control al entrenamiento. Esto implica guiar y apoyar a las personas para que descubran su propia motivación, encuentren sus fortalezas y establecer sus propias metas.
- Consciencia y autoconciencia: el libro destaca la importancia de la consciencia y la autoconciencia tanto para los líderes como para los individuos. Al entender nuestras propias necesidades y motivaciones, podemos crear entornos y estrategias que fomenten una motivación óptima.
- Aprendizaje y adaptación continuos: el mundo del trabajo cambia constantemente, al igual que nuestro enfoque de la motivación. Los líderes y los individuos deben estar abiertos a aprender nuevos métodos, experimentar con diferentes enfoques y adaptarse a las circunstancias cambiantes.
- Construyendo una cultura de motivación: Crear una cultura de óptima motivación es un proceso continuo. Los líderes deben marcar la pauta practicando los propios principios y alentar una comunicación abierta, retroalimentación y colaboración para mejorar continuamente el entorno de trabajo.
jueves, 16 de noviembre de 2023
iPhone Soup
Hace algunas semanas, nos encontrábamos en la famosa tienda Apple en la quinta avenida de Nueva York. La fiebre por el iPhone 15 se había desatado a finales de septiembre y muchos fanáticos, totalmente desesperados, deseaban apropiarse de aquel producto sin importar su precio. En la tienda yo hacía de intérprete, ya que, los dispositivos con el logo de la manzana mordida no me atraen, sin embargo, para mis familiares forma parte de sus artefactos favoritos.
Habíamos intentado comprar en línea, pero el
sistema indicaba que la entrega se realizaría en aproximadamente cinco semanas
después de efectuado el pedido. También, tratamos de conseguir el novedoso
equipo en un centro comercial de la ciudad de Orlando, donde nos indicaron que
no los tenían en ninguno de sus sabores o colores. Con la última esperanza, en
Nueva York, nos dirigimos a la esquina sureste del Central Park.
Descender por las escaleras de caracol de aquella
tienda especializada en electrónica, genera mucha expectativa y al llegar al
subsuelo, se puede apreciar toda su gama de productos distribuidos en amplias
mesas de madera prensada. Me generó curiosidad, la larga fila de compradores
que esperaban la atención del personal para poder adquirir un equipo celular.
Esa fila de fieles consumidores la había visto
en la tienda de Orlando y nuevamente se apreciaba la misma o mayor demanda en
el recinto neoyorquino. Sin otra alternativa, nos formamos en la zigzagueante línea.
Creo que pasaron 50 minutos y recién habíamos alcanzado la mitad del circuito
cuando uno de los vendedores, de cerca de dos metros y casi 200 kilos, gritó a
la multitud: “Únicamente iPhones 15 Pro Max de 1 TB. ¡Siguiente!”. En ese
momento me acordé de la serie de televisión: Seinfeld.
El sexto episodio de la séptima temporada de
Seinfeld, conocido como “The Soup N@z1”, es una parábola rica en lecciones para
los profesionales del marketing y la atención al cliente. La trama se centra en
un vendedor de sopas, al que los personajes se refieren al estricto chef como
el “Soup N@z1”, debido a su enfoque autoritario.
La primera lección que se puede extraer de este
episodio es la importancia de la consistencia del producto. El negocio de sopas
ofrece un producto de alta calidad que atrae a los clientes a pesar de su
notorio mal trato. Esto demuestra que un producto superior puede, hasta cierto
punto, compensar un servicio deficiente.
Sin embargo, la falta de habilidades
interpersonales y la rigidez en el proceso de servicio al cliente del arbitrario
chef tienen implicaciones negativas para su negocio. En marketing y atención al
cliente, la interacción humana juega un papel crucial en la fidelización. El
trato hostil que se dispensa a cualquiera que no siga las estrictas reglas al
pedir una sopa ilustra la importancia de la flexibilidad y la adaptabilidad en
el servicio.
El episodio también resalta la importancia de
la experiencia del cliente. El ambiente hostil y el temor de ser rechazado por
un comportamiento leve crea una experiencia estresante y negativa. En el mundo
real, tal enfoque de “todo o nada” hacia el servicio al cliente probablemente
llevaría a la pérdida de compradores y a críticas negativas, algo que cualquier
negocio debe evitar para mantener una buena reputación y un crecimiento
sostenible.
Otro aspecto importante es la comunicación con
el cliente. La comunicación efectiva y clara es crucial para satisfacer sus
expectativas. Aunque los personajes principales de Seinfeld eventualmente
aprenden cómo ordenar correctamente para evitar la ira del chef, en la
realidad, muchos clientes no estarían dispuestos a tolerar tal aprendizaje y
preferirían simplemente ir a otro lugar.
Finalmente, uno de los momentos más destacados
del episodio ocurre cuando Elaine obtiene una serie de recetas del autócrata chef,
lo que destaca la vulnerabilidad de los secretos comerciales en la industria de
la alimentación. Esta situación es una advertencia de que la sostenibilidad a
largo plazo de un negocio no puede depender únicamente de un producto, por muy
excelente que sea. Debe ser apoyada por una marca sólida, una relación positiva
con los clientes y estrategias de marketing que promuevan lealtad y
recomendaciones boca a boca.
No estábamos dispuestos a pagar una fortuna por
el único modelo de celular disponible en ese momento y decidimos probar suerte
en otra tienda Apple. Cruzamos Central Park y en el lado este encontramos una, gracias
a las indicaciones precisas de Google Maps. Ahí, nos indicaron que, al día
siguiente, muy temprano, podríamos lograr adquirir un iPhone 15 con las
características que deseábamos.
Como nos habían recomendado, a la mañana siguiente, regresamos a la tienda en la quinta avenida, donde preguntamos de forma puntual y cortés por el iPhone 15 Pro Max de 256 GB. El vendedor sin dudarlo nos indicó que lo tenían, pero únicamente en color blanco.
— Lo queremos.— ¡Siguiente!
martes, 14 de noviembre de 2023
Noches de insomnio
En lo más profundo de la noche, una voz se arrastraba a través del éter como un fantasma melancólico de aquellos gloriosos días de la radio. Ese pequeño rincón en el mundo, un estudio totalmente desgastado y únicamente decorado con recuerdos del ayer, con el paso del tiempo se convertía en un santuario dedicado a la música que alguna vez unió corazones y mentes a través de distancias inimaginables.
La voz de Samuel resonaba envolviendo la ciudad inmaterial con las melodías de épocas doradas y las anécdotas más inesperadas. Era un locutor de radio, de aquellos que la gente pensaba que ya no existían, viajero en el tiempo a través de ondas electromagnéticas, guardián de los secretos de las estrellas de rock y confidente de los insomnes. Su bunker musical estaba adornado con vinilos de antaño y carteles de conciertos legendarios. Desde aquel lugar emblemático de la radio, que hacía de cápsula del tiempo tejida de melodías ya casi olvidadas, transmitía su programa "Noches de Insomnio".
Cada noche, este disc jockey inmortal navegaba por tormentas hertzianas de nostalgia, desafiando a una modernidad implacable que amenazaba con eliminar su legado, a medida que sentía que sus jóvenes oyentes ya no se congregaban devotamente alrededor de la radio. La disruptiva tecnología les había dado alas para explorar universos de música en la palma de sus manos, dejando a Samuel predicando en un templo cada vez más vacío.
A pesar de que el desfile digital marchaba inexorablemente hacia adelante y la audiencia que una vez había confiado en él empezó a desvanecerse, como estrellas fugaces que desaparecen en el firmamento, el alma del locutor estaba envuelta en los compases de clásicos que resonaban en su estudio sonoro como himnos de tiempos más simples, cuando las personas todavía creían en la magia de la radio.
Samuel había visto nacer y morir emisoras, pero siempre supo mantenerse en la cima de la noche con su programa radiofónico. Sus conocimientos musicales eran tan profundos que podía recitar el historial de cada banda o artista como si hubiera sido parte de su familia. En aquel momento de gloria, para los jóvenes él era un gurú y para los más veteranos un compañero de nostalgia.
Como el cambio es la única constante, y a medida que el torrente de la modernidad arrasaba con todo, los servicios de streaming plantaron bandera en el reino de la música. Spotify, Apple Music y Deezer, entre otros, se convirtieron en los guardianes de infinitos catálogos digitales, siempre disponibles con tan solo pulsar en una diminuta pantalla. Las listas de reproducción personalizadas suplantaron cuidadosamente los programas producidos con la meticulosidad de un orfebre y la inmediatez venció al deleite de esperar la elección sorpresiva del locutor.
La joven audiencia de Samuel comenzó a encogerse como un elástico en reposo. Las estadísticas no mentían; sus fieles oyentes envejecían con él, y las nuevas generaciones casi nunca recurrían a la radio, ni en busca de nostalgia eventual, ni por el encanto a lo vintage. Con cada susurro de estática o minuto de silencio en la línea telefónica cuando los invitaba a llamar, sentía el peso de un mundo cambiante presionando contra la puerta de su cabina. La dura realidad amenazaba con sofocar la chispa de su pasión, dejándolo a la deriva en un mar de olvido e irrelevancia. Pero Samuel era un luchador, un amante de la música dispuesto a reinventarse. No se rendiría ante la primera señal de obsolescencia. Incluso en la tormenta perfecta, hay destellos de oportunidad, se repetía.
Fue esa chispa indomable de resiliencia la que encendió una llama que iluminaría una nueva senda. Samuel entendió que si se aferraba solo al pasado, se desvanecería junto con las memorias que tan celosamente guardaba. Era necesario evolucionar, unir el brillo de lo antiguo con la promesa de lo nuevo. Así, comenzó su metamorfosis.
Empezó a enlazar su programa con las redes sociales, integró el streaming a su emisora, creando lo que llaman un hashtag que se convertía en tendencia. Llevó a "Noches de Insomnio" a los podcasts, creó listas colaborativas en las plataformas, invitando a sus oyentes a ser parte de la programación, enfrentando de esta manera a ese fenómeno que retaba su existencia aunque también le ofrecía una tabla de salvación en este caótico mar digital. Entrevistó a esos influencers, a aquellos que con un pie en el pasado y otro en el futuro hilvanaban la vieja escuela y la nueva era.
Compartió la historia detrás de cada canción en las redes sociales, insuflando vida en las melodías anticuadas con anécdotas contemporáneas. Transformó su venerable programa en un podcast que podía ser descargado y disfrutado en cualquier momento, en cualquier lugar, por cualquier alma errante en busca de conexión. Estableció alianzas insospechadas con las plataformas de streaming, y así, el pasado y el futuro encontraron armonía.
La batalla por capturar y retener la atención del público juvenil fue ardua, y a veces dolorosa, pero con cada película de época que romantizaba su oficio y con cada adolescente que descubría un clásico gracias a su recomendación, Samuel sentía que había ganado algo. La lucha fue larga y llena de obstáculos, pero con su voz infatigable y su corazón encendido por la música, comenzó a ver cómo las nuevas identidades digitales dejaban de ser extrañas y se convertían en aliadas.
Lentamente, las lluvias de soledad comenzaron a ceder ante el creciente número de quienes descubrieron o redescubrieron "Noches de Insomnio". Una nueva generación, armada con su pasado y hambrienta de su sabiduría, empezó a escuchar. La radio, su gran amor, había resistido y evolucionado, donde su voz digital se mantendría inmortal como el guardián de la noche, un cronista de lo intemporal. Las generaciones pueden cambiar, los medios pueden transformarse, pero la magia de conectar a través de la música será atemporal.
sábado, 9 de septiembre de 2023
Pie de viento
No soy un fanático del fútbol boliviano. El interés que tenía hacia los torneos organizados por la LFPB terminó cuando el equipo representante de mi región descendió de la categoría profesional, hace ya muchos años atrás. Es indudable que disfruto de ver, por televisión, un partido de la Copa Libertadores de América o una competencia internacional, sin embargo, ya no tengo la motivación para asistir al estadio, pagar por una entrada y alentar desde la tribuna a un onceno de jugadores.
Aún resulta difícil abstraerse de lo que está ocurriendo por estos días en lo que se refiere a la Liga profesional. Son diversos los canales de televisión, emisoras de radio y medios de prensa, que hacen alusión a aquellos audios filtrados en los que se escuchan a personas transar los resultados de un encuentro de fútbol. No es algo nuevo y tampoco será la última vez que esto ocurra. Desestimar un torneo amañado, despedir a jugadores corruptos o destituir a dirigentes sin escrúpulos, quizás aplaque un poco el mal enraizado en ese deporte, pero seguramente en un futuro, se volverá a hablar de lo mismo. Esto no solo pasa en Bolivia, es un mal mundial, una pandemia similar a la del Coronavirus reciente.
Recuerdo que la pasada tarde, mientras escuchaba las noticias del escándalo en que se vio envuelta la comunidad futbolera nacional, el taxi que me transportada desde el centro de la ciudad de La Paz a la zona sur, pasó cerca de una cancha en la que vi a niños que practicaban las jugadas enseñadas por el entrenador, otros realizaban una actividad física regenerativa y los pocos atajaban los remates de sus compañeros. Resultó triste ver esa escena mientras la banda de sonido la ponían las últimas noticias que eran difundidas dentro del vehículo. Quedaron expuestos dirigentes, jugadores, árbitros de la LFPB y otros miembros de una red de corrupción, la que tenía como objetivo el de arreglar los partidos del torneo profesional y el de segunda división. Fue entonces cuando me abordaron varias preguntas: ¿Por qué esos niños no practican el atletismo, el ciclismo, la natación, el taekwondo u otra disciplina deportiva? ¿Por qué sus padres siguen motivando a sus hijos para que continúen alimentando una actividad que nunca nos dio grandes satisfacciones?
Cuando se habla de glorias pasadas, sale a flote el recuerdo de la selección boliviana del 94, aunque ya casi nadie se acuerda de Etcheverry, Rimba, Truco u otros jugadores artífices de la única clasificación a un mundial por mérito propio. Tengo una hipótesis sobre ese logro y cómo algunos sucesos tuvieron que ocurrir para que Bolivia y Colombia sean las dos selecciones con participación inédita en un mundial de fútbol organizado por la FIFA.
El lunes pasado, un periódico de circulación nacional, dedicó toda una separata para destacar al mejor jugador de fútbol de la historia boliviana y fue precisamente Etcheverry el seleccionado. Triste saber que se gastó tanto papel y tinta para retrotraer a la memoria colectiva a un deportista que está ya más de veinte años alejado de las canchas, haciendo referencia a alguien que solo se lo ve jugar en viejos vídeos que se hallan en algún lugar escondido de YouTube.
En contraposición y casi por las mismas fechas, las portadas de los periódicos nacionales se llenaban de titulares destacando la participación de Héctor Garibay, quien conquistó la maratón de México 2023. Un orgullo boliviano, desde la óptica con la que se mire. Con algo de agudeza es posible encontrar en Internet, historias sobre la preparación de este destacado atleta y sobre todo la transición que realizó del fútbol a las carreras de fondo. Definitivamente: “Somos fruto de un mal día”.
Me imagino que fue muy malo el día en el que le dijeron a Héctor que no volvería a jugar al fútbol debido a una lesión. Pero dentro de su etapa de recuperación tuvo la fortuna de que otra atleta consagrada, Nemia Coca, lo invitara a formar parte de su club de corredores “Pie de viento”.
Hace algunos días, en un documental de Netflix, vi la historia del ciclista británico Mark Simon Cavendish, quien pasó por varias etapas dentro su carrera profesional, sin embargo, algo que destacaba el audiovisual es que, en este deporte, el del ciclismo, llevas a tu cuerpo al máximo umbral de dolor, todo para poder conquistar la meta. Quizás esa sea la razón por la que son muy pocos, los que elegimos deportes como el atletismo, natación o ciclismo, ya que, desde mi poco conocimiento, podría indicar que los deportes conjuntos, a diferencia de los individuales, tienen la facilidad de distribuir la presión, la carga y la responsabilidad entre los integrantes del equipo.
Como había indicado antes, me gusta correr. Me despierto a las 5 AM todos los días, sea lunes, domingo o feriado. Salgo a correr 5, 10 o 15 km, como me sienta ese día. Estas últimas semanas decidí incrementar mi umbral de dolor y además de correr los kilómetros acostumbrados, los sábados y domingos pedaleo entre 30 y 50 km. Llego a mi departamento totalmente agotado, pero contento, sabiendo que me voy superando a mí mismo, que voy conquistando mis miedos, que fortalezco mi cuerpo, mi mente y mi espíritu.
Ojalá, en un futuro próximo, tengamos un centro deportivo donde Nemia, Héctor o cuanto otro atleta exitoso, pueda instruir y capacitar a las nuevas generaciones de corredores, ciclistas o nadadores, con la esperanza, de no solo una consagración mundial, sino más bien, de estar formando personas sanas, sin miedo a asumir retos y con una alta conciencia de seres humanos.
viernes, 1 de septiembre de 2023
LA ANTIGUA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
“La suerte es simplemente la habilidad de aprovechar las oportunidades que se presentan. Si uno puede ver las cosas de manera diferente y actuar en consecuencia, entonces uno tiene la habilidad de crear su propia suerte”. Albert Einstein.
La Sociedad de la Información. Quizás muy pocos recuerden este concepto, ya que, tiene su origen a mediados del siglo XX, cuando diversos teóricos empezaron a notar un cambio significativo en las formas en que la sociedad interactuaba con la información generada; lo que se tornó más evidente con la disminución del empleo en las industrias físicas (como la manufactura) y una súbita demanda por los trabajos basados en la información (como la programación o el análisis de datos).
Durante la década de los noventa y comienzos del nuevo milenio, la transición hacia una futura sociedad de la información se aceleró con la digitalización y la adopción del Internet como plataforma de comunicación. Fueron diversos los sectores de la economía que sufrieron esta transformación, pero también surgieron desafíos significativos al incrementarse la dependencia por la información digital y el empleo de la tecnología que, a su vez, ocasionó múltiples preocupaciones en la privacidad, seguridad, propiedad intelectual y desigualdades en el acceso. Este último punto, fue el que llevó al debate mundial sobre lo que se denominó la “Brecha Digital”.
Referirnos a la Sociedad de la Información, es considerar a un mundo donde las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) se encuentran integradas en todos aquellos aspectos relacionados con el crecimiento económico, el desarrollo social y la gobernanza participativa. En este tipo de sociedad, se garantiza el acceso a la información de forma plena y libre, donde el Internet, los teléfonos móviles, las computadoras y otras formas de tecnología digital son empleados por las personas para acceder, compartir y utilizar la información de manera eficiente. Sin embargo, para alcanzar ese grado de sociedad, se requiere de un nivel de educación y alfabetización digital adecuados, por lo tanto, no todas las sociedades pudieron transitar a esta propuesta. Debido a que era fundamental garantizar el alcance de las oportunidades creadas por la tecnología, independientemente de su ubicación geográfica, situación socioeconómica o nivel de educación.
Recuerdo que las instituciones académicas realizaron cursos, seminarios, diplomados y hasta maestrías, generando “expertos” en sociedades de la información, pero con el paso del tiempo, la iniciativa hacia el nuevo modelo social se fue anquilosando en sus propios problemas, donde uno de los principales resultó ser la dificultad para la reducción de la Brecha Digital, aspecto que se volvió más evidente entre diferentes sectores del emporio mundial. Esta diferencia motivada por factores educativos, económicos, técnicos, geográficos y hasta culturales ocasionó que, una gran parte de la población global sea excluida de los beneficios alcanzados por las nuevas sociedades de la información.
Lamentablemente la alfabetización digital resultó insuficiente y no bastó con tener acceso a las tecnologías o al Internet para ser considerada a una sociedad como informatizada. También se requerían de las habilidades necesarias para emplear los recursos tecnológicos de manera efectiva, lo que limitó la posibilidad en el aprovechamiento de aquellas oportunidades que les brindaban las TICs.
Este proceso incrementó las desigualdades ya existentes, especialmente por el acceso a las comunicaciones centralizado en manos de una pequeña élite, generando una concentración de poder en grandes corporaciones tecnológicas que, sin una regulación adecuada, en algunos casos, decantó en un monopolio administrativo, técnico y comercial. A esto se sumó la sobrecarga de información, debido a los enormes volúmenes de datos (textos, imágenes, audios y vídeos) que comenzaron a circular en Internet, resultando en una propagación incontrolable de noticias falsas que, con los ya múltiples problemas de privacidad y seguridad, forjaron graves preocupaciones en términos de la confidencialidad de la información, por la falta de leyes y reglamentos adecuados o del incumplimiento de los existentes, ocasionando alarmantes violaciones a la privacidad.
Hoy en día, tenemos un otro concepto en boga: La transformación digital. Es evidente que existen algunos aspectos comunes entre aquella Sociedad de la Información de inicios de siglo y la propuesta revolucionaria de la Transformación Digital, puesto que, ambas requieren del uso extensivo de tecnologías digitales para mejorar procesos, servicios y comunicaciones. Sin embargo, ya no se recurre a una sociedad informada sino más bien a un cambio cultural, en el que se acepta y se integra el uso constante de la tecnología en la vida cotidiana, demandando nuevamente la necesidad de habilidades digitales para beneficiarse del uso de otras nuevas tecnologías.
La Sociedad de la Información y la Transformación Digital son dos conceptos fuertemente interrelacionados que se apoyan mutuamente y juntos, trabajan para llevar las ventajas de la tecnología digital a todas las áreas de la sociedad y de las organizaciones, aunque estoy seguro de que, con el paso del tiempo, la transformación digital también quedará como un esfuerzo que logró propulsar parte del desarrollo tecnológico mundial.
Finalmente, esa receta mágica, la piedra filosofal o el santo grial de la transformación hacia una sociedad informatizada puede que resulte más simple de lo que imaginamos. Únicamente debemos estar predispuestos al cambio, sea con la Transformación Digital, la Sociedad de la Información, la Mejora Continua u otra teoría disruptiva que vaya a ser empleada.
sábado, 29 de julio de 2023
Innovación con historia y tradición
Hace varios meses atrás, participé de un curso internacional sobre el liderazgo en la innovación. En ese tiempo, estaban vigentes las restricciones sanitarias a causa de la COVID-19, por lo que, la capacitación fue desarrollada de forma virtual.
Dentro de la metodología del curso, estaba la presentación, semana tras semana, de las tareas que cada módulo imponía, pero fue la denominada bitácora personal que me pareció interesante y divertida, ya que, consistía en grabar un corto vídeo con nuestra opinión acerca del trabajo de la semana, las posibles aplicaciones de lo que aprendimos y algunas experiencias relacionadas con el tema tratado. De la misma manera, me gustó el módulo que abordaba la importancia de reconocer el valor de la historia y la cultura para enfrentar los retos presentes.
Conocer el pasado y respetar las tradiciones son dos elementos fundamentales en los procesos de liderazgo, especialmente en aquellos orientados a la innovación. Aunque nos parezca un poco contradictorio, debido a que la innovación normalmente se asocia con la disrupción, pero estos dos elementos se complementan para construir un modelo de liderazgo resiliente y eficaz.
Conservar las tradiciones ayuda a comprender mejor la cultura organizacional y el contexto en el que la institución interactúa, lo que puede ofrecer una guía enriquecedora sobre cómo implementar eficazmente un proceso de innovación, respetando al mismo tiempo los valores y las normas de la organización. Entender y recordar las lecciones aprendidas, los errores cometidos y aquellos logros alcanzados, puede allanar el camino hacia la innovación, evitando repetir los mismos traspiés del pasado.
Los líderes de hoy pueden proponer soluciones a los problemas presentes, basándose en los conocimientos previos y la comprensión profunda de las tradiciones de la organización, y que éstas sean efectivas además de adaptadas totalmente a la realidad institucional, lo que proporciona un marco sólido desde el cual es posible proyectar el futuro, permitiendo plantear soluciones novedosas, en línea con la identidad institucional, facilitando su aceptación y adopción.
Es importante destacar que el respeto por las tradiciones puede proporcionar un grado de estabilidad y continuidad que es fundamental en cualquier proceso de cambio, lo que ayudará a construir un consenso en torno a las nuevas ideas, iniciativas y proyectos, resultando a ser la clave para lograr el éxito. Por tanto, se trata de integrar los logros y lecciones del pasado con visiones prospectivas, como también preservar la historia, valorando el presente e innovando para el futuro.
Los líderes pueden forjar un camino que no sólo resuelve los problemas actuales, sino que también se adaptan y evolucionan a medida que se presentan nuevos desafíos y oportunidades, pero no olvidemos de dónde venimos, cómo llegamos al lugar que hoy ocupamos, recordemos a quien nos apoyó y respetemos la cultura institucional.
Nunca olvides de donde vienes, por si te toca regresar.