martes, 21 de febrero de 2023
Joker vs. Batman
lunes, 20 de febrero de 2023
Más allá de lo evidente
viernes, 3 de febrero de 2023
MI MOTIVACIÓN
Recuerdo que cuando era niño y más aún en mi adolescencia, no había peor castigo que la inasistencia, sea a una salida de fin de semana, una fiesta o un partido de fútbol con mis amigos. Así que, para evitar ser sancionado, los días previos al evento trataba de realizar todas mis actividades, cumplir con mis obligaciones y presentar a tiempo las tareas escolares, evitando cualquier tipo de llamada de atención.
Mis amigos de la misma manera, se portaban bien, ninguno podía fallar y si por alguna razón sufríamos una baja en el grupo, la comisión evaluaba si ameritaba una visita al domicilio del afectado para solicitar el permiso requerido. Algunas veces el castigo era tan grande que por nuestra seguridad esperábamos que la sanción se disuelva en el tiempo.
Cuándo era yo el afectado, suplicaba a mis padres de mil y un maneras, apelaba a todos los argumentos y recursos necesarios con la esperanza de que puedan apiadarse y liberarme de la pena de quedarme en casa mientras mis compañeros se divertían, algunas veces tenía suerte y otras no tanta.
- ¿¡Cómo que no vendrás!? Todos contamos contigo -me decían cuando no podía convencer a mis papás de que me quiten el castigo.
- Lo siento muchachos. Sigan sin mí. -les respondía con todo el dolor del alma.
Noche antes a la fiesta, al partido o a la reunión, preparábamos lo necesario para que las cosas salgan bien, logremos la diversión plena y tengamos algo de lo que hablaríamos los días siguientes y quizá lo recordaríamos toda la vida. Nos organizábamos de tal manera que todos teníamos una tarea por cumplir, con el objetivo de llegar a la perfección en nuestra actividad. Eran tales las ansias que inclusive algunas veces me costaba conciliar el sueño, no sé si les pasaba lo mismo al resto del equipo.
Hoy, después de más de 30 años, las noches previas antes al día laboral, pienso en todo lo que haré por la mañana, trato de imaginar mis tareas y planifico rápidamente mis actividades. Sé muy bien que el día siguiente será totalmente dinámico y quizás no se concrete ninguna de las actividades que pensé la noche anterior, pero me ayuda a discernir lo urgente de lo importante. No puedo faltar, no puedo fallar, mi equipo me espera.
Cuando enfermé con COVID y me dijeron que debía faltar al trabajo para guardar reposo hasta recuperar la salud, sentí como en aquellos años cuando me castigaban con la inasistencia a la actividad que tanto habíamos soñado con mis amigos.
Por las mañanas me levanto y repaso la planificación del día, me preparo para continuar con lo pendiente y solucionar los problemas que nunca faltan.
- ¡Cómo no ir! Mis compañeros de trabajo me esperan, cuentan conmigo para concretar nuestros objetivos. -me digo a mí mismo, motivado y con la mejor actitud.
Muchas veces escuché reproches tales como: "Eres un trabajólico", pienso que no es un defecto cuando tu trabajo te satisface en lo personal, te permite crecer en lo profesional y te hace sentir útil a la sociedad.
Como dijo Confucio: "Elige un trabajo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida". Me apasiona mi trabajo y me entrego al 100%, voy feliz para comenzar la jornada y transmitir esa felicidad a mi equipo, esa es mi motivación, la misma que tenía cuando era adolescente preparando todo para que las cosas salgan bien.